04 marzo 2006

En casa: Una pequeña artista (PEQUEÑA CRIATURA ESCRIBE)

Los mayores son totalmente imprevisibles.

El sábado pasado cuando desayunábamos todos en la cocina: papá, mamá, la gritona, la yaya y yo, mamá riñó a papá porque no habían pintado las paredes este verano cuando nos fuimos a la playa. "¡Ese blanco-grisaceo del salón es horrible!" le gritaba al pobre papá, que no tenía la culpa de que el color de la pintura se hubiera degradado. ¡Pobre papá!

Así que después de terminar mi tazón de leche subí corriendo las escaleras y esquivando a Pimienta en la alfombra llegué a mi cuarto. En el primer cajón de mi armario es donde guardo mis tesoros. Saqué de ahí la caja de pinturas que me regaló la yaya por mi cumpleaños. Es una caja preciosa: tiene acuarelas, ceras, rotuladores, pasteles, tizas... ¡parece un arcoiris! Y con decidido empeño, me puse mi babi de clase y prepare mis pinturas. Bajé silenciosamente al salón. Quería darle una sorpresa a mamá, para que no se enfadara más con papá. Preciosas margaritas amarillo chillón y naranja brillante, mariposas azules, violetas y rosas, hierba verde intenso, un gran sol sonriente... Estaba quedando genial... La gritona entro a la sala, seguramente a ver la tele, y con un estridente grito dijo: "¡¡¡La enana está pintarrajeando las paredes!!!".

Mamá y papá llegaron enseguida, por culpa de la chivata gritona, y no puede darles la sorpresa. Mamá se puso muy nerviosa al ver mis preciosísimos dibujos, casi se queda sin habla. La yaya me cogió rapidamente y me llevo a su cuarto a tomar galletas. Allí me dijo que no debía usar las paredes como lienzos, que eso no les gustaba a los mayores. Asentí mientras comía montones de galletas de mantequilla, ¡tan ricas!

Mamá estaba chillando todavía cuando bajé de la habitación de la yaya. Me asomé a la cocina y me dijo algo más calmada: "¿Por qué has hecho esto hija mía?". "Yo sólo quería darte una sorpresa..."Y papá estalló en una carcajada: "Deberías agradecerselo a la niña, al final vamos a pintar esas estupidas paredes del color que tanto querías..."Y mamá comenzó a reír también.
Estos mayores son rarísimos. Primero se enfadan por el color de una pared. Les pinto dibujos hermosísismos. Se enfadan por los dibujos. Luego ríen y deciden pintar las paredes tapando mi obra de arte. Y pretendían que yo también me riera. Decidí subir con la yaya y pegarme un atracón de galletitas. Así tal vez olvidaría ese extraño momento.

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